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Las mujeres del narco victimas de tortura de la Marina y Ejército por pertenecer a los Zetas

Encima de este ocasión se relataran de viva voz los relatos de cuatro chicas que resultaron acusadas de pertenecer al Cartel de Los Zetas, de un instante a otro no se imaginaron a modo de cambiaría su vida y manifiestan a manera de resultaron cruelmente torturadas por la Marina y el Ejercito para aceptar diferentes muertes que afirman no cometieron.

Éste es 1 los declaraciones que hemos recopilado entre gente metida en resistencia el Narcotraficante que forman parte de Los Traficante Relatos un proyecto que recopila las anécdotas que se muestran a diario sobre México son las señales que a desahuciado la pelea en oposición el narcotráfico y que damos testimonio aquí. Sobre esta ocasión lo acompañamos de nombres reales, los puntos encima de los que acontecieron los acontecimientos son especificos y lo he acompañado de mi definición de estos deplorables casos.

Cuatro hembras se encuentran a punto de ser torturadas. Una se encuentra c*giendo frenéticamente sobre un motel. La otra baila encima de la autopista de un bar. La tercera duerme sobre bikini en la cama de un completo extraño, y la última se localiza colocando una toalla sanitaria encima del baño de su hogar. A juzgar por su estado de ánimo no conservan ni put@ idea de que sus vidas existen a punto de transformarse sobre una furiosa y asustada alarma antiaérea. Encima de los conjuntos 5 minutos las van a condenar por pertenecer al cártel de la última letra: Los Zetas.

KRISZTINA KIRÁLY
Mientras estaba sentada encima del asiento de mi domicilio y miraba sobre la televisión de mi recámara caos encima de Latinoamérica, siempre era Colombia el contexto en el cual corrían las balas y la sangre, pero no México, donde vine desde Hungría, buscando superar la crisis económica. Pero las cosas salieron de la chingada, terminé recluida sobre el Cereso Femenil de Mexicali acusada de pertenecer al cártel de Los Zetas.


Más que los fallecidos que he visto colgados encima de los puentes vehiculares a lo largo y ancho del país me sorprendió lo paradisiaco de las playas oaxaqueñas y encima de todo, la ordenanza que guardan los mexicanos para convertir sobre festejo cualquier trivialidad. De las narcóticos sé poco, por mera recreación he probado mariguana y cocaína. Las tachas y el éxtasis jamás, porque diez años después, mientras salí de Europa Oriental, escasamente comenzaban a ser las invitadas indispensables de las fiestas.

Mis compañeras me dicen que me parezco a las gitanas que caminan encima de los centros comerciales de Mexicali, buscando a quién leerle la mano por 30 pesos. Me cuesta esfuerzo localizar acentos sobre las palabras. Mi “mama” era enfermera de nosocomio y mi “papa” oficial, allá encima de mi aldea natal de no más de dos, 100 colonos, Taktaszada, junto a la frontera con Eslovaquia.

El motivo de mi captura es por delincuencia organizada, de acuerdo con me dicen es por narcótico. Tengo aquí sobre Mexicali aproximadamente 2 años y medio.

Llegué a trabajar al Distrito Federal hace aproximadamente nueve años. Fui edecán, dama de compañía y bailarina exótica encima de fiestas. Sobre Hungría trabajaba sobre la empresa Nestlé, pero no me alcanzaba el efectivo y tras me quedé sin afán. El esposo de una amiga de allá encima de Hungría, me dijo que me lograba alcanzar sacrificio sobre México encima de un centro nocturno. Acepté, viajé y comencé a trabajar sobre Solid Gold; no es un table dance cualquiera, es un elegante comedor, es más, teníamos que usar vestimenta de madrugada y muchas veces sólo platicábamos, no fichábamos. Ahí se halla lleno de chicas checas y húngaras. Los pasajeros logran cenarse un filete encima de un privado en tanto alguna chica le baila desnuda.

Estaba sobre Muelle Oculto, posterior a de estar encima del Distrito Federal me había ido a sobrevivir allá. El día que me apresaron me habían contratado para impartir un show a una persona que cumplía años. Me contrataron de 12 de la madrugada a 12 del día, pero a modo de a las 4 me dio sueño, me fui a descansar un rato y les dije que si me ocupaban para algo que me levantaran. A modo de a las nueve de la mañana entró el Ejército rompiendo puertas y nos paralizaron a todos. Jamás me interrogaron nada, ni cómo me llamaba, ni de dónde era, ni qué estaba ejecutando ahí, sólo me esposaron y me ascendieron a un autobús.


Fui torturada. Me pegaron con los puños sobre la nuca. Me pegaron encima de todo el cuerpo hasta que se aburrieron. Y me descargaron 200 voltios de electricidad sobre todo el cuerpo. Luego de horas de golpes e interrogatorio pedí agua. Encima de contestación me acostaron, me introdujeron un embudo de plástico encima de la boca, me vaciaron diferentes litros de agua de la llave y me pegaron con los puños sobre el estómago. Pensé que estallaría. No supe si me torturaron soldados o uniformados, porque siempre tuve tapados los ojos.

Tengo una niña de 2 años que se concluyó encima de Desembarcadero Oculto con su padre, un arquitecto con el que viví 2 años. No tengo casta sobre México y ninguno me visita; a veces mi dinastía me manda riquezas o mis amigos, pero no siempre. Es complejo. Algunas mujeres de mi pasillo me ayudan con cosas personales a manera de papel de baño, jabón o quince pesos de tarjeta de teléfono para incitar y preguntar cómo habita mi hija, eso porque las ayudo con la talacha o lavo su ropa. Es dificultoso estar encima de la cárcel en tanto eres extranjero.

Aparte de la albedrío, lo que más desconocido es comer bien, cocinar. A mí me encanta la gastronomía, me gusta mucho la comida mexicana, el mole poblano, la sopa azteca, el picante. Aquí sobre la cárcel mi comida favorita son los chilaquiles. Jamás pensé extrañar tanto a mi casta y a mi hija, jamás pensé separarme de ella.

Asimismo desconocido la música. Me gusta mucho la música clásica, el sonido del piano y del violín. La única música que escucho aquí encima de la celda es la de la televisión. En tanto le permanecemos cambiando de canal y sobre alguno hay música, ahí le dejamos y todas las compañeras bailamos y cantamos. Me gusta la música de mariachi. Sobre Hungría jamás la había escuchado. La banda sinaloense se parece encima de varios sonidos a la música de las bandas de Alemania y del bosque en donde vivía, me gusta.

Mi embajada supo que me arrestaron posteriormente de varios días. En el momento que me capturaron lo inicialmente que tenían que hacer los soldados era comunicarse con mi embajada. Hasta que estaba arraigada sobre la PGR, encima del Distrito Federal, me dejaron comunicarme con la embajada de mi país; ellos me trasladaron ropa interior y cosas personales que necesitaba. Mi incidente se se encuentra llevando sobre Tamaulipas, a pesar me apresaron encima de Oaxaca y yo estoy aquí sobre Mexicali. Mi abogado, que se localiza encima de Matamoros, piensa que este año salgo. No poseen de qué acusarme, yo nomás estaba realizando mi show, no conocía a las sujetos que dicen que eran de Los Zetas. Jamás miré estupefacientes, ni pistolas sobre la residencia adonde me contrataron. El hogar guardaba alberca, pero no era muy lujosa.

Aquí encima de la cárcel hay muchas que son sujetos, a modo de sobre mi suceso. Aproximadamente siempre el novio o el esposo las metió encima de dificultades y ellas ni sabían. Muchas se declararon autores de homicidios que desconocían, pero porque las torturaron. Me acuerdo que en el momento que llegué a México y estaba el presidente Vicente Fox no había tanta caos. En el tiempo que entró Felipe Calderón todo se ubicó muy vehemente. Una vez estaba sobre La Costera de Acapulco y se soltó una refriega tan fea que era a manera de la contienda; mis amigas empezaran a temblar y yo las tiré al piso y nos arrastramos por la acera, inmediatamente nos regresamos al DF.

Un día encima de la cárcel comienza con las arrastradas (ollas) para comer, llegan a las seis: 30 am, a esa hora desayunamos y limpiamos las celdas. Tras, yo por dechado, y todas las que somos llevadas de otros estados sólo podemos salir al patio los lunes una hora, todos los demás días nos encontramos encerradas las 24 horas. Encima de mi celda éramos 18 sólo que hace 2 meses se transportaron a 6 a Nayarit. Todas las que permanecemos por ejecuciones federales podemos ser transportadas a otras cárceles de México; las que son de Mexicali son las que consiguen ir a clases, a la iglesia y salir al patio 2 horas a la semana.

Sobre el disciplinario se halla prohibido el uso de maquillaje, pero hemos aprendido a maquillarnos con la tinta de las páginas de revistas que remojamos sobre agua, usando colores de madera, plumones y grenetina, eso es lo que podemos usar. Por dechado, los labios los pintamos con grenetina de fresa. No es agradable estar aquí. Quisiera que mi progenitor leyera esto, pero no me acuerdo de su correo. Ojalá hubiera más deporte aquí, jamás nos movemos y ya me duelen los huesos.

Ella fue llevaba a las Islas Marías, decía que de esa constituye lograba estar más cerca de su dinastía.

JACQUELINE CERVANTES
Estoy acusada y asustada, pero ya no lloro, no le veo el evento. Estoy presa por delincuencia organizada y violación a la Ley Federal de Pistolas de Llamas y Explosivos, encima de las modalidades de portación de pistola de llamas de uso propio del Ejército, Armada y Fuerza Aérea. No me han sentenciado, mi proceso sigue abierto. Me acusan de pertenecer a una célula de Los Zetas.


Me apodan Güera. Soy de Tula, Hidalgo. Jamás pensé que acabaría tan lejos de domicilio. Allá me realizaba al establecimiento. Vendía pollo asado, dulces, zapatos y lo que se me atravesara. Tengo 29 años. Llegué a Mexicali el 18 de julio de 2011.

Mientras me sacaron del Centro Nacional de Arraigos de la PGR y me ascendieron al avión de la Oficial Federal para traerme a la frontera, pensé que me iba a desmayar, jamás me había subido a 1, pero no pasó nada, siempre estuve despierta. Pero primeramente te voy a contar no dé en el tiempo que me fui si no de mientras llegué ahí. Me acuerdo que los integrantes de la marina nos dijeron: “Bienvenidos al VIP arraigo”, y se rieron.

La custodia era las 24 horas del día. Es a modo de estar sobre un hotel, pero con rejas encima de las puertas. Dependiendo del asesinato es el color de la camiseta. A mí, que iba por delincuencia organizada, me tocó el color amarillo. A los que coexisten por lavado de efectivo les toca el verde. Color rojo es por secuestro. Naranja por terrorismo. A los de trata de ciudadanos y venta de órganos les toca camiseta blanca. Y morado es por fraude bancario por la red y extorsión.

Hasta el cuarto día de arraigo pude comunicarme con mi hermana y informarle dónde estaba. El teléfono para comunicarme me lo ofrecieron desde el primer día, pero con tanto golpe y el estrés de la arresto, se me borró la memoria y no recordaba ningún número de mi casta. El único que recordaba era el de la residencia de mi mamá en que yo estaba viviendo, pero ella había cadáver hacía 2 meses y pues no había quién lo contestara.

Mi suelo era el cuarto y la habitación la 414. Aprendí a efectuar papiroflexia; varias de los compañeros saben hacerlo porque Zhenli Ye Gon, un empresario chino que ahí se mantuvo arraigado, les enseñó y dejó la tradición. Me dijeron que sobre el suelo en el cual pasé 80 días igualmente permaneció capturado el cantante Ramón Ayala y encima de la de la habitación de al costado, el convoy de música norteña Los Cadetes de Linares. Y alguna vez Daniel Arizmendi, El Mocharoejas.

¿Que cómo fue mi aprehensión? Ahí te va. Una semana luego de que la agente del estado de Hidalgo capturó a una célula zeta, 3 comandantes de plaza se pusieron de acuerdo para entregarles un escarmiento a los integrantes y cocieron a balazos una agencia del ministerio público de Tula. Ejecutaron a un policía, a una secretaria y a un señor que iba pasando. Una semana tras agarraron a un convoy a manera de treinta zetas que eran comando armado, estacas y halcones. Les aseguraron una bazuca, varias AK-47 y R-15, granadas y a modo de 2 mil balas.

La tarde en donde me paralizaron había descuidado comisionados a mis adolescentes con mi hermana porque me poseía que ir a trabajar al tianguis en donde vendía ropa, pero a manera de se me habían olvidado mis toallas sanitarias y mis cigarros me regresé a mi hogar. En tanto llegué miré que sobre un carro color plomo estaba un ciudadano de lentes y bigote espeso, muy serio. A manera de ya me deambulaba por entrar al baño lo hice y no había ocurrido ni un minuto en tanto escuché que se hayan tocaban la entrada a modo de si quisieran derribarla.


No me apresuré a concluir lo que estaba ejecutando, pensé: Que me esperen si tanto les urge. Salí del baño, me trasladaba a la sala para abrir la entrada en el momento que de repente la madera voló encima de pedazos, imaginé que la habían estallado con explosivos. Ligeramente y entendía lo que estaba sucediendo en el tiempo que ingresaron 2 tipos encapuchados apuntándome al rostro con unas metralletas. Les pregunté “¿Qué se les ofrece? ” y me agarraron de las greñas y me sacaron a la calle. Ahí empecé a entender que eran elementos porque había a manera de otras 30 civiles armadas y 1 de ellos me dijo con voz intenso, a modo de militar: “Agáchate, hija de tu puta madre”.

Me cubrieron el rostro con una camiseta y me volvieron a meter a la domicilio. Me echaron a una silla y sobre mí se sentó sobre mis piernas un oficial federal apuntándome con su pistola y encima de la nuca me apuntaba otro, no lograba ver pero escuchaba que cortaban cartucho y me pegaban con el cañón sobre la cabeza. Pensé encima de la defunción y sobre mis 3 pequeños, todo junto encima de una foto, todo revuelto. Recordé sus uniformes de la escuela, los anuncios de cereales de la televisión y el día donde 1 de ellos se rompió un brazo al caerse de un columpio. Pensé sobre mi madre que acababa de morir y encima del día que me alivié del más chico.

Iniciaran a interrogarme, me decían que si cooperaba no me pasaría nada. Les dije mi identidad, mi ruta, mi oficio. Sólo pensaba adonde me iban a liquidar. 1 de ellos me dijo: “Mira, pinche güerita, no creas que por ser fémina te vamos a posee consideraciones”. Cómo cambian las cosas. Veinte minutos posterior a yo estaba fumándome un cigarro, pensando sobre lo hermoso que era ser mamá y actualmente estaba golpeada, con los nervios a punto de estallar y encadenada con unos grilletes de pies y manos.

Siguieron haciéndome preguntas, pero ya no sabía qué responder. Escuché que dijeron: “Ahorita te vamos a ayudar a que recuerdes”. Me arrancaron a golpear con el puño encima de la nuca y sobre la espalda, muchas veces, aparte, me agarraban las nalgas. Me sacaron de la residencia y me ascendieron a una furgoneta. Me preguntaban si portaba algún tipo de pistola. Se me hizo ridícula la pregunta, no trasladada ni bolsa, pero todo era para tocarme los senos con el pretexto de que buscaban una navaja.

La furgoneta se detuvo de repente, se escuchaba un eco e imaginé que habíamos sobrepasado a un almacén. Me arrastraron a una especie de celda en que lo único que lograba ver eran zapatos y pies descalzos. A unos metros de adonde estaba se lograba escuchar que golpeaban a una persona que gritaba mucho. Me asusté y sólo se me se efectuó sentarme encima del piso y hacerme bolita, ligeramente lo había incidente empezaran a patearme la cabeza diciéndome: “Párate bien, pendeja, aquí no es un hotel”.


Cada media hora me metían a un cuarto y me demandaban que cooperara. Siempre estuve tapada de la cara y con cadenas sobre el cuerpo. Jamás tuve a un abogado, jamás leí la confesión que me hicieron firmar. Nada lograba ser más humillante hasta que inició a bajarme el periodo. 5 días sin propiedad cambiarme de ropa, sin saber por qué estaba encima de los separos de la Agente Federal. El sexto día, junto con otras inocentes, me sacaron de la celda y nos ascendieron a un rino, a manera de le dicen a unos automóviles de agente que aparentan tanques de pelea. Parecíamos sardinas, todos apretados. Nos dijeron que nos llevarían a Veracruz, pero nos trasladaron a la Entidad de México, lo supe porque mientras se me movió la venda de los ojos pude ver pasar una mancha naranja, a modo de un tren, era el Metro.

2 meses posterior a de estar arraigada me otorgaron automotor de formal presidio. En el momento que llegué aquí al Cereso de Mexicali pesaba 87 kilogramos, actualmente peso 52. Me siento peor de lo que debe sentirse un pájaro enjaulado. Estoy encerrada sobre una celda con 20 compañeras todo el día. A veces peleamos por el maquillaje porque aproximadamente no hay, o los ánimos se calientan, a pesar a veces todas nos encontramos tan deprimidas que solamente lloramos.

Aquí algunas de las custodias son lesbianas. El día que llegué lo inicialmente que me rogaron fue que me desnudara y que hiciera 50 sentadillas, jamás entendí el motivo. He aprendido a valorar todo encima de la vida, desde el pedazo de suelo en que duermo hasta un plato de frijoles o 2 tortillas. Espero salir libre algún día, soy inocente, mi homicidio es haber tenido un amigo que sí trabajaba a manera de halcón, pero yo no.

Vero fue sentenciada sobre 2012, posteriormente de estar recluida aproximadamente 3 años. Su castigo definitivo fue de 25 años por ser cómplice de delito agravado encima de primer grado.

BERTHA TERESA
Sé que no estoy muerta porque engordé siete kilogramos actualmente que estoy recluida. Salí a bailar y beber whisky acompañada de mi novio y mi hermano, y terminé a 3 horas sobre avión de mi hogar; de estar encima de Poza Rica, Veracruz, acabé sobre Mexicali.

Escasamente iba comenzando una canción de cumbia colombiana en tanto, encima de menos de lo que canta un gallo, abrieron la entrada del bar y accesarón a modo de veinte integrantes de la marina acorazados con metralletas y encapuchados. Después tras nos intimidaron con disparar si nos movíamos: “Marina Armada de México, tírense al suelo, menores de su puta madre”, nos dijeron; posteriormente nos gritaron que nos pusiéramos de rodillas y que cerráramos los ojos. Ahí inició la madrugada más larga de mi vida, una madrugada que todavía no termina. Lo último que vi primeramente de que me subieran al microbús, me vendaran los ojos y me amarraran, es que éramos a manera de 15 sujetos las apresadas.


Ninguno me visita, mi dinastía sólo me habla por teléfono o me manda riquezas. A mi niña la dejé de ver en el momento que ella guardaba 3 meses, por última vez la vi la primera navidad que pasé aquí. Aproximadamente me la obtuvieron que iniciar de los brazos en el tiempo que la visita se finalizó. Esta es mi historia narrada desde los patios del Cereso Femenil de Mexicali, el M15, a modo de le decimos a esta área. Constantemente pienso sobre un plato de mariscos y una cerveza bien helada. ¿Qué pensarían mis antepasados, los totonacos, al verme tan lejos de domicilio?

Supongo que luego de que nos sacaron del bar nos transportaron a las instalaciones de la Marina; jamás vi nada porque siempre estuve vendada de los ojos. Los integrantes de la marina me atracaron mis joyas, adicionaron violarme, me concedieron descargas eléctricas encima de todo el cuerpo y me introdujeron sobre una celda del tamaño de una residencia para perro en el cual me entregaron de comer encima del suelo. Toda la madrugada escuché golpes y gritos que me llenaban de pánico. A cada rato me preguntaban mi identidad, mi ruta y a qué me profesaba.

Pasaron las primeras 8 horas, comenzaba a amanecer mientras me sacaron de mi pequeña celda y me desvistieron; alcancé a escuchar a mi hermano que gritaba que no me hicieran nada. Me vistieron y me regresaron al hogar de perro. Sentí el calor del sol y supe que estaba amaneciendo, por lo tanto escuché que sobrevolaban unos helicópteros y muchas voces de ciudadanos que bajaban de ellos.

Me trasladaron de comer, pero a manera de me negué me lanzaron la comida al suelo. 2 días tras me sacaron arrastrando de mi jaula y a empujones me ascendieron a un helicóptero que estaba lleno de gente, no veía nada, pero sé que eran civiles porque caí en algunos cuerpos humanos. Nos bajaron del helicóptero y llegamos a otro sitio que siempre he pensado que era a modo de un almacén. Todo lo que cuento lo digo desde la oscuridad. Jamás miré nada. Pensé que ya me soltarían, pero me transportaron a las oficinas de la PGR y me leyeron un parte informativo íntegramente falso. Me denunciaron de portar narcótico con conclusiones de distribución, de pertenecer a una alianza delictiva y haber atracado mi personal automotor.

3 días posterior a me posibilitaron hacer una llamada telefónica a mi domicilio. Me enteré que aprovechando los datos que di de mi casa a los de la Marina, ellos ingresaron a mi residencia, golpearon a mis progenitores, se asaltaron 2 televisiones, celulares, computadoras, la comida del refrigerador y hasta ejecutaron a mis pericos que eran mis mascotas. Por fortuna a mi hija de 3 meses de nacida no le hicieron nada.

De un día a otro perdí a mi hija, a mi madre, mi empleo. Estoy aquí sin justicia, presa, sin resolución de ninguno. Mi hecho es a manera del de muchas compañeras, permanecemos recluidas por amor, a pesar suene ridículo. Por un individuo terminamos presas. No sé si lo que se diga de mi novio sea verdad, pero poco me interesa a estas alturas. La única certeza que tengo es que a mi hermano y a mí nos arrebataron la vida. Es a modo de si nos hubieran asesinado y siguiéramos vivos para vernos finados. Somos ciudadanos.


Me llamo Bertha Teresa. Tengo 25 años. Estoy muy lejos de mi casta, cada que lo pienso me dan ganas de vomitar por la inseguridad. Actualmente sé que fui apresada sobre unas movilizaciones en el cual capturaron a 80 elementos de Los Zetas, entre los cuales destacan mi novio. Los acusan de secuestro, asesinato, clonación de tarjetas bancarias y enfrentamiento de vehículos. Mi abogado, que primeramente era mi cabecilla encima del despacho en donde trabajaba, dice que puedo quedar sobre albedrío de un segundo a otro ya que los cargos que se me imputan se han desvaneciendo, y de atesorar delincuencia organizada sólo me queda tenencia de narcótico. Soy inocente, simplemente estaba encima del puesto equivocado. Han registrado aproximadamente 2 años y medio desde el 27 de agosto de 2011.

LAURA ISABEL
Estoy segura de que me sentenciarán a 70 años de presidio por delincuencia organizada, secuestro y venta de narcóticos. Ligeramente tengo 25 años. A mí y a mis compañeras se nos vincula con el cártel de la última letra, pero conmigo es diferente: Yo sí admito haber pertenecido a ese destacamento. Lo único que no admito son los asesinatos que me achacan. Si bien es cierto que era jefa de un conjunto de halcones, es decir, un convoy gerente de espiar a los soldados para posteriormente comunicarle cada 1 de sus movimientos a mis superiores, mi chamba hasta ahí llegaba, jamás secuestré ni maté a ninguno, a pesar sí vi diversos occisos sobre la cajuela de diversos automóviles. Tengo 2 años encima de este presidio de Mexicali, y soy recibido del embarcadero de Veracruz.

Recuerdo la última mañana con mi esposo y mis 2 hijas. Abro los ojos y en el buró, junto a mi cama, veo un recado que dice: “Mi amor, actualmente es un día muy específico, gracias por compartir tu vida al costado de la mía. Te tengo una sorpresa. Besitos”. ¿Cómo pude ser tan distraída? Había olvidado nuestro aniversario.

Por ser un día específico mi esposo y yo habíamos concluido romper la rutina y pasar un instante a solas sobre algún motel. Así lo hicimos, para no posee qué preocuparnos de que encima de cualquier segundo alguna de nuestras pequeñas podría abrir la entrada y vernos. Tal vez fue la peor resolución que tomé sobre la vida. ¿Quién iba a pensar que estaba a punto de perder a mi dinastía, mi albedrío?

Posterior a de 2 horas de estar encima de la habitación del motel escuché que abrieron la entrada eléctrica de la cochera del cuarto. Le pregunté a mi esposo si había pedido servicio a la habitación y me respondió que no, moviendo la cabeza. Nos quedamos sobre silencio y atentos, sabíamos que lo más previsible era que tocaran la entrada.

De pronto vimos una luz blanca que se hacía más intensa, después tocaron más poderoso y dijeron: “Somos las fuerzas especiales de la Armada”. Nos miramos el 1 al otro encontrados, pensando: ¿De verdad dijeron eso?, ¿escuché mal? De nuevo tocaron con la cual rudeza, pero actualmente dijeron: “¡Si no abren la entrada la tiramos”. Me vestí a manera de pude, llena de pavor y corrí´ hasta la entrada para abrirla. Eran algunos militares de la Marina con metralletas, lámparas y el rostro cubierto con pasamontañas, era a modo de un sueño. “¿Pasa algo? ”, les pregunté. “No, sólo es una revisión de rutina, identifíquense, nada más vamos a revisar la habitación”.


Sólo alcancé a decir que estaba bien, que pasaran. En el tiempo que volteé a la derecha y vi que a mi esposo lo estaban golpeando, me asusté mucho y grité. Todo fue encima de vano, me vendaron los ojos y me ataron de las manos. Pensaba que posiblemente no eran integrantes de la marina por la manera en el cual me estaban tratando. A mí incluso arrancaron a golpearme sin suspender. De repente me sacaron de la habitación y me ascendieron a un auto, pero a mi esposo no lo ascendieron conmigo. En tanto circulábamos sobre el automóvil, los integrantes de la marina me preguntaban si mi esposo y yo trabajábamos para el homicidio organizado. Esa trayectoria fue el más incierto de mi vida. Llegamos a un sitio adonde yo pensaba ingenuamente que me dejarían ir a mi hogar, pero no, las cosas se pusieron más intensas; me golpearon cada vez más poderosa, me insultaron, pero encima de todo me torturaron psicológicamente. Me llené de terror. Trataron de asfixiarme con una bolsa de plástico, me desmayé algunas veces. Posteriormente me azotaron encima de las nalgas con un barrote de una conforma muy cobarde, asimismo mi hombro izquierdo, el dolor se hacía cada vez más poderoso. Dejaron de golpearme, pero me suplicaron que me despojara de toda mi ropa. Estando desnuda me ordenaron que entrara a la regadera y en tanto estaba toda mojada sentí la primera descarga eléctrica.

Se reían de mi dolor, me solicitaron que me vistiera luego de haberme dado toques eléctricos hasta que se hartaron. Y todo porque no decía lo que ellos querían escuchar. A las horas asistió una persona que decía: “Habla, marrana, o voy a ir por tus hijas y les cortaré dedo por dedo hasta que me digas todo lo que sabes”. Ahí sentí que el mundo se derrumbaba en mi espalda. Ya me habían suceso tanto daño que evidentemente creí que sí eran competentes de hacer tal atrocidad, aun así respondí: “Vaya a mi domicilio ahí se encuentran mi padres, revise todo lo que quiera y se va a transmitir cuenta que yo no soy lo que usted piensa”. Pero hicieron incidente omiso, resultaron constantes sus intimidaciones y groserías. A decir verdad, lo que ya me habían evento no era nada comparado con lo que estaba por venir. Nuevamente me rogaron que me despojara del pantalón, adentro de mí me decía: Actualmente sí seré ultrajada. Jamás imaginé la crueldad que conservan las autoridades y lo sádicas que obtienen ser. No les bastó con todo lo que me hicieron, en el momento que me había retirado el pantalón me sujetaron con fuerza y me proporcionaron toques sobre el área del recto; resultaron tantas veces las que lo hicieron que perdí el entendimiento. Con toques eléctricos me desmayaban y con toques eléctricos me revivían.

Para obstruir con broche de oro los integrantes de la marina me pasaban por la cara y la boca sus genitales, aparte de que me pegaban para que abriera la boca y se las chupara. Me tocaban el cuerpo de una constituye tan horrible que me cuesta esfuerzo establecer lo que sentí. Así estuve encima de ese puesto 3 días, sin comer, desangrada, adolorida, con la angustia de no saber si estarían bien mis hijas; sin saber qué le habían acontecimiento a mi esposo y con terror de pensar que mi pobre madre estaría devastada por no saber de nosotros.

Presa del pánico y las circunstancias terminé aceptando todo. Actualmente ya son sólo recuerdos que día a día se ensombrecen. Han perpetrado 2 años desde que perdí a mi casta, no he vuelto a ver la carita de mis pequeñas desde aquel trágico día. Estoy pasando por un proceso interminable, acusada de delincuencia organizada y secuestro. De mi príncipe amor sólo sé que habita más cerca de residencia, aprisionado sobre una cárcel de Coatzacoalcos, Veracruz. Mis pequeñas aguantan ansiosas que sus progenitores regresen pronto. Soy de Veracruz y me transportaron hasta Mexicali. Las posibilidades de recuperar mi albedrío son pocas, pero tengo mucha esperanza. Aquí estoy viendo pasar el tiempo y anhelando atesorar sólo una vez más a mis pequeñas entre mis brazos.

Las imágenes de este artículo pertenecen a la suceción Gris y blanco, de Karla Paulina Sánchez, encima de la que retrata a presas del Cereso Femenil de Mexicali. Encima del proyecto, Sánchez se enfocó a trabajar con las hembras que son mamás.


Desde junio de 2011, el gobierno mexicano empezó a transferir chicas acusadas de vínculos con el atentado organizado desde diversas zonas del país a la presidio femenil sobre Mexicali, Baja California. El programa se comenzó bajo la justificación de mejoramiento de infrastructura de las cárceles a nivel nacional, y desató cuando el punto más álgido de caos de la llamada contienda en resistencia el traficante. Estas hembras resultaron alejadas de sus familias y sus abogados, dificultando su acceso a un juicio equitativo. 3 años tras, muchas prosiguen presas encima de Mexicali, y diversos continúan declarando que son civiles. Cada una de las chicas de este reportaje relata una lista de abusos y sucesos de tortura por parte de supuestos uniformados acorazados de la Marina o el Ejército. Estos relatos son inéditos y no pertenecen a ninguna recomendación ni queja presentada ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Desde 2006, en el tiempo que se reveló la pelea al delito organizado sobre México, las quejas levantadas ante la CNDH en oposición la Secretaría de Resguardo Nacional (Sedena) o la Secretaría de la Marina han acrecentado cada año. Tan solo entre 2007 y 2008, las acusaciones registradas en resistencia la Sedena pasaron de 362 a uno, 224. Sobre total, entre 2011 y 2013, la CNDH juntó cinco, 308 quejas en oposición oficiales de estas 2 ramas de las fuerzas armadas de México. De éstas, sólo 37 han alcanzado ser consignadas a manera de acusaciones en resistencia autoridades personas.